Sobrepasamos los límites del acoso, revelan especialistas

El Doxing (de dox, abreviación de documentos) o doxeo o doxxing es la práctica en Internet de investigación y publicación de información privada o identificante (especialmente Información personal) sobre un individuo o una organización; Esta práctica también puede ser considerada acoso virtual.

Yucel Cuevas, quien es psicóloga y terapeuta, declaró que el acoso virtual excede los límites del acoso que hasta hace poco todos conocíamos.

 

El Doxing, por el contrario es más agresivo, al ser potencializado por el anonimato que ofrece una pantalla o una red social, es mucho menos controlado pues en la realidad virtual no hay tiempo definido, por lo que la víctima cae permanentemente en las redes del acosador y sin defensa alguna.

La empatía es nula, puesto que ante el agresor no caen terceras miradas que limiten o amortigüen sus agresiones, ni siquiera es visible la respuesta o reacción de la víctima, lo que impide una respuesta de culpa o vergüenza. Todo esto ocasiona que el acoso virtual se torne más fuerte y permanente, pues, como todos sabemos, lo que llega a la red, se queda ahí para siempre, añadió Cuevas.

Con respecto a la información que compartimos día a día en las redes sociales, y su facilidad de distribución, Yucel nos comenta lo siguiente:

 

La realidad virtual no es más que una extensión del ser humano. Es decir, estas prácticas tan lamentables son propias de la humanidad y se originan con la acción del hombre. La culpa no la tiene el Internet, sino quien hace un uso indebido de este.

 

Cada uno de nosotros manejamos nuestras redes sociales a partir de lo que somos, entonces, si somos agresivos, infieles o mentirosos muy probablemente lo seremos aún más en la realidad virtual pues esta nos facilita el echar a andar esas características que socialmente (en la realidad real) no mostramos por temor o culpa.

 

Esto implica cuidarnos, tal cual como lo hacemos al salir a la calle. Definitivamente no son tiempos para exponerse, y así como no es aconsejable exhibirse por las calles tampoco es buena idea hacerlo en nuestras redes sociales, finalizó.

Hablando de los tipos de personas y los perfiles psicologicos de quienes agreden a otros por medio del ciber acoso, generalmente, el agresor es alguien que antes fue agredido. Al convertirse en victimario cree controlar y sobreponerse a su propio agresor, se posiciona sobre la víctima buscando poder y control; justo el que perdió al ser víctima antes.

Además, al hacerlo de forma virtual, teje una fantasía sobre sí mismo que a veces termina creyéndose. Una fantasía de perfección o superioridad, cuando la realidad seguramente será muy lejana a esto.

Pudiera hablar de muy poca empatía, lo cual me parece causa de muchas de las problemáticas sociales actuales. Estas actitudes agresivas, de omnipotencia y falsa superioridad son propias de patologías actuales, como la psicopatía y el narcisismo; entre otras.

Sin embargo, quien permite que el otro lo agreda y, de cierta forma, acepta posicionarse en el papel de víctima también juega un papel importante en la diada. Generalmente son personas débiles, asustadas, con una percepción de sí mismo empobrecida, sujetas a la opinión del otro; características que tarde o temprano causan conflictos personales e interpersonales. Debo aclarar que esto no es una excusa para que alguien más se aproveche de ello.

En cuanto a la postura de la autoridad y la sociedad:

Al ciberacoso se le ve como algo gracioso, se toma a broma y como material para memes, no se es consciente de que esto puede llevar a la víctima a sufrir ansiedad, depresión, insomnio, terrores nocturnos y hasta suicidio. Hoy en día, el acoso cibernético es de las primeras causas de suicidio entre los adolescentes.

Considero que se ha dado una respuesta lenta pero eficiente por parte de las autoridades. Actualmente un crimen cibernético se castiga conforme a la ley, esta protege a la víctima y castiga al agresor o agresores. Ante esto, es necesaria una respuesta adecuada por parte de todos nosotros, protegiéndonos mutuamente y colaborando con leyes como esta.

Muchas personas desconocen que en México ya proceden este tipo de delitos, por lo que tampoco se sabe el trámite a seguir o las instancias a las cuales se pueden acudir.

En México pareciera como si lo surreal fuera normal, “Lo normalizado es aquello que ocurre en masa, o lo que es practicado por la mayoría; no necesariamente se trata de algo positivo o moralmente bueno. Al igual que el ciberacoso, a lo largo de la historia han sido normalizadas muchas otras prácticas atroces e inhumanas. El ser humano se jacta de ser un animal pensante y con razonamiento, sin embargo, esta y otras pruebas nos muestran lo fácil que resulta dejar salir lo animal y lo difícil que es razonar antes de actuar” expreso Cuevas.

Como cualquier otra conducta negativa o desadaptativa se reprende moral o legalmente, pero el medio virtual lo dificulta. Afortunadamente las autoridades competentes ya toman cartas sobre este asunto. Y, sobre lo moral, definitivamente aún hay mucho por hacer, añadio Yucel.

Finalmente, en cuanto a las personas que han sufrido de este tipo de agresiónes virtuales, y sus consecuencias posteriores, Yucel Cuevas indicó, “una persona que es víctima de violencia y agresión, como lo es el ciberacoso, sufrirá psicológica y físicamente las consecuencias. Su vida se verá afectada de muchas maneras, desde lo laboral hasta lo personal. Ansiedad, depresión, insomnio, estrés postraumático, dificultades para relacionarse con los demás; entre otros, son los trastornos emocionales que una víctima puede presentar, los cuales son difíciles de sobrellevar no solo personalmente, sino también en el ámbito familiar y escolar o laboral”.

“La última consecuencia de vivir una situación de ciberacoso será el suicidio, a veces suena algo lejano y poco posible, pero las estadísticas nos muestran la realidad: un gran número de los adolescentes que llegan al suicidio han sido víctimas de acoso virtual”, entatizó.

 

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