Falsos “operadores”
Gabriel Contreras Velázquez
A menos que en el Revolucionario Institucional de Zacatecas ahora piensen que las elecciones se ganan vendiendo percepciones mediáticas y abandonando el trabajo de campo, los cómputos municipales de la interna de este fin de semana son la prueba más clara de la falta de operación política de todos y todas quienes aspiran a diferentes puestos de elección popular en 2021.
El caso de Enrique Flores Mendoza y Roberto Luévano Ruiz, coordinadores de “Alito” Moreno en Zacatecas, es emblemático. Lejos de celebrar el triunfo del campechano en Zacatecas, por conveniencia propia tendrían que promover la autocrítica, no la vanagloria. Las urnas tricolores en el municipio de Guadalupe terminaron de vaciar sus esperanzas.
De acuerdo con los resultados de la pasada elección 2018, en el municipio de la zona conurbada donde Luévano Ruiz y Flores Mendoza han hecho carrera política, el PRI obtuvo 21 mil 384 votos. De ese universo, los “operadores” – uno de ellos encargado de la política social del gobierno de Alejandro Tello Cristerna- únicamente lograron rescatar 761 votos priístas. Un número gélido.
La capital zacatecana es otro síntoma de abandono de la “operación” política en el partido. El comparativo entre los votos tricolores que el PRI recopiló en la elección del año pasado y los sufragios de la interna distan de cualquier intento por mantener viva la estructura, pues en 2018 acarrearon 9 mil 992 sufragios y, de estos, únicamente llevaron 760 a votar este domingo.
En el municipio de Jerez el partidazo también navega sobre el naufragio. Los 8 mil 594 votos que el PRI mostró en la presidencial del año pasado, apenas 454 sobrevivieron para la “estructura”. La evidencia de que el partido se alejó del corredor electoral Guadalupe-Zacatecas-Jerez, es irrefutable.
Dentro del conjunto de ayuntamientos gobernados por el PRI, ocho de ellos despiertan alertas y preocupación entre los mismos priístas. Momax, Noria de Ángeles, Tepechitlán, Tepetongo, Trancoso, Teúl de González Ortega, Villa García y Villa Hidalgo (el asentamiento de Araceli Guerrero Esquivel) apenas aportaron entre un 10% y un 25% de los sufragios que el partido obtuvo el año pasado.
De los municipios que no son gobernados por el Revolucionario Institucional y que entregaron cuentas magras a comparación de la elección 2018, es preciso que la militancia examine los casos de Jalpa, Mazapil, Miguel Auza, Pánuco, Río Grande, Saín Alto, Susticacán, Tabasco (del profesor Juan Carlos Lozano Martínez), Tlaltenango (Angélica Náñez Rodríguez y Lyndiana Elizabeth Bugarín Cortés), Vetagrande, Villa de Cos y Villa González Ortega.
Si el argumento central es que el “tsunami” de Morena atravesó el cerco priísta, y que el partidazo se mantuvo en el tercer lugar de preferencias electorales gracias a su estructura de voto duro, la interna que vivieron los tricolores ofrece las claves de qué operadores en los hechos renunciaron al partido, ya sea por resentimiento o por haber encontrado otros refugios políticos.
Las únicas cabeceras municipales que entregaron una votación de “razonable” a “positiva” para el PRI Zacatecas, fueron Concepción del Oro, Luis Moya, Nochistlán y Pinos. Este último, bastión priísta por excelencia, logró movilizar 6 mil 88 sufragios de los 15 mil 790 que asistieron a las urnas en los difíciles comicios del 2018. La mayor cantidad de votos para la estructura tricolor fue la del presidente estatal, Gustavo Uribe Góngora.
Fresnillo es un caso de análisis particular, aunque apunta también al relajamiento de los priístas que, o laboran en la administración de Alejandro Tello, o han sido favorecidos por la misma. Entre estos se encuentran Fito Bonilla (aspirante), Norma Angélica Castorena Berrelleza, Guadalupe Celia Flores Escobedo y Benjamín Medrano Quezada.
La comparativa de votos deja dudas a la militancia: 16 mil 960 sufragios de la cosecha 2018, contra 3 mil 573 votos del proceso interno. De facto, Fresnillo es el segundo municipio con más participación de priístas para la renovación de la dirigencia nacional en este 2019, sin embargo, a razón de la estructura que empujaron el año pasado, los resultados no son alentadores.
El cruce de datos y el diagnóstico final, municipio por municipio, debería de estar en manos de Alejandro Tello Cristerna en los próximos días. Ahí, el primer priísta del estado valorará el comportamiento puntual de su partido.
Una vez concluido su tercer informe de gobierno, donde además deberá de replantear su administración en la recta final del gobierno, el mandatario estatal tiene que voltear la mirada al partido. El acercamiento con la militancia es fundamental e inaplazable, de lo contrario seguirá creciendo la percepción de que Tello ya entregó la sucesión a la candidatura Monreal.
En el inter, el Contador debería evitar cualquier mensaje político, especialmente los que desalienten a su propia estructura en vez de ofrecer comunicación clara de preparación para la batalla. De no hacerlo así, será el partido que buscará sus propias formas de organización antes de entrar en la elección 2021.
La comunicación política, el vínculo del gobierno con otros agentes, no es uno de los fuerte de Alejandro Tello, le urgen los cambios pendientes que ha dejado en el escritorio desde hace meses. El tiempo comienza a marcar a contrarreloj.
#Casualidades: En términos de política pragmática, fue prudente la decisión que tomaron los diputados de la LXIII Legislatura de votar el dictamen de reforma del Código Familiar de Zacatecas, antes que promover foros de discusión que hubieran concluido en más enfrentamientos.
Los ánimos de crispación entre la comunidad LGBTTTIQ y el radicalismo del gremio religioso en Zacatecas, no auguraba espacios de diálogo. Por el contrario, la comunicación entre ambos grupos hace tiempos que se había perdido y las demandas incrementaban el tono agresivo.
La “realpolitik” por la que 13 diputados y diputadas negaron la inclusión de la figura de los matrimonios igualitarios, no se aleja tampoco de la realidad socio cultural en que se encuentra el estado. El 94% de la población dijo a INEGI en el Censo de Población 2010 que profesaban abiertamente la religión católica. Un universo casi absoluto.
Eso no significa que el 94% de la población zacatecana estuviera en contra de la aprobación de esta figura, pero sí nos permite entender que el concepto de familia mantiene referentes cercanos a los cánones tradicionales para la enorme mayoría de la población, especialmente en los municipios.
Las y los representantes populares decidieron en términos de probabilidad de una segunda o tercer postulación a un cargo de elección popular, lo que se ha dado en llamar erróneamente “reelección”, que no es otra cosa que un derecho del partido de postular nuevamente a los mismos candidatos.
Los feligreses votan, y la iglesia católica y judeo-cristina en México toma decisiones de política. El caso del apóstol Nasson Joaquín García y sus 600 mil seguidores en La Luz del Mundo, es un indicador nítido del papel que juegan los gremios religiosos en el sistema político mexicano.
No obstante, hay muy buenas noticias para la comunidad LGBTTTIQ en Zacatecas. La LXIII Legislatura ya otorgó el resolutivo que les permitirá promover una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En un par de meses, las y los diputados tendrán que legislar en sentido contrario, y al mismo tiempo lavarse las manos con su feligresía en la próxima elección.
Una clara muestra de “realpolitik” donde la ombudsperson María de la Luz Domínguez otra vez estuvo ausente.
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