En su silla de ruedas, Pepito estudia la preparatoria y sueña con ser abogado

Texto: Crew Átomos 

Fotos: Cortesía 

Zacatecas, Zac.- 

 

José Guadalupe Ramos Valdez es un joven estudiante que cursa el primer grado de bachillerato en el Centro de Estudios Tecnológico Industrial y de Servicios (CETIS) 113, ubicado en el municipio de Guadalupe. 

 

Pepito, como le llaman sus amigos y familiares, tiene apenas 17 años, pero las experiencias que le ha tocado vivir lo han convertido en una persona admirable. 

 

El gobierno que encabeza el mandatario David Monreal Ávila felicita y reconoce a los estudiantes zacatecanos por el esfuerzo que entregan en lo que hacen y por ser ejemplo de constancia y dedicación. 

 

En el Día del Estudiante, la secretaria de Educación, Maribel Villalpando Haro, reconoce a todos aquellos jóvenes que, a pesar de las adversidades de la vida, luchan por salir adelante y cumplir sus sueños. 

 

En el año 2006 Pepito nació con una condición denominada mielomeningocele, que es un tipo de espina bífida o abierta, hecho que le impide desplazarse; por ello, usa silla de ruedas. 

 

Este hecho no le impide prepararse y luchar para lograr su sueño de ser algún día, un reconocido abogado. 

 

Gloria, su mamá recuerda que cuando Pepito nació, los doctores le dijeron que no tenía posibilidades de vivir, pero poco a poco, con los cuidados de los médicos y de sus padres, su condición de salud mejoró. 

 

Sus primeros tres meses de vida los pasó internado en el hospital y, en cuanto salió, sus padres comenzaron a llevarlo a un Centro de Atención Múltiple (CAM) para trabajar con su estimulación, ya que, debido a su condición, no movía ni la cabeza. 

 

Luego de más de 20 cirugías en su columna y en su cabeza, Pepito ha mejorado significativamente en su desarrollo motriz e intelectual, tanto, que hoy más que nunca está convencido de quiere continuar estudiando y preparándose para lograr sus sueños. 

 

“Dios nos ha ayudado siempre”

 

Pepito narra que nunca había interrumpido su formación educativa, hasta hace dos años, debido a que, con diferencia de dos días, perdió a su padre y a su abuelo a causa de COVID-19, un duro golpe para él y su familia.  

 

Para Pepe fue difícil asimilar la muerte de dos de las figuras más importantes en su vida, sus dos figuras paternas, quienes le brindaron siempre los cuidados que desde pequeño necesitó.  

 

Tras este lamentable hecho, Pepito hizo una pausa en su educación, pero gracias al deporte en el que ha destacado desde que tiene 12 años de edad, pudo salir de la depresión para continuar luchando y preparándose, pues piensa en darles lo mejor a su mamá y a su hermanita Monserrat de 9 años de edad.  

 

A decir de la señora Gloria, el joven siempre ha sido muy sonriente y saca el lado positivo de las cosas, incluso “al salir de las cirugías que le han practicado, a los dos días ya está sonriendo”, refiere. “Tal vez por eso ha tenido la suerte de que lo traten bien en todas partes, nunca me lo han discriminado”. 

 

Además del estudio, Pepito tiene un profundo amor por el deporte. Desde que cumplió 12 años es un atleta paralímpico destacado en lanzamiento de disco, bala y ahora jabalina. 

 

Hasta el día de hoy, ha participado en Juegos Paralímpicos en Colima, Monterrey, Quintana Roo y Uruapan, Michoacán, representando a Zacatecas y donde ha ganado dos medallas de plata y dos de oro. 

 

Algo que Pepito disfruta mucho es hacer estos viajes junto a sus compañeros y su entrenador Salvador Aranda, a quien admira profundamente.  

Gracias a él, este jovencito tiene una meta más en su vida: quiere convertirse en entrenador de personas con su misma condición para ayudarlas como su entrenador lo ha hecho con él. 

 

Otra de las cosas que le apasiona hacer es tocar el acordeón, instrumento que aprendió a dominar gracias al impulso de su tío Alfredo y asegura que próximamente va a tomar clases de guitarra, porque le gusta mucho la música y lo hace feliz. 

 

Gracias a eso, hace algunos meses recibió como regalo un corrido llamado “Orgullo zacatecano”, que le compuso un joven colimense de nombre Alberto Urtiz y que lo enorgullece a él y a su familia. 

 

Es así como Pepe, con ayuda de su familia y especialmente de su mamá, ha logrado avanzar en las metas que se ha propuesto. Se define como un estudiante que se siente feliz, orgulloso y que día a día se motiva para echarle ganas a lo que le gusta. 

 

Su fortaleza está en su mamá por quien siente una gran admiración. “Le echa muchas ganas a la vida; a pesar de todo lo que hemos pasado es valiente, es la que más me ha apoyado, me mueve a todos lados y deseo que siempre esté sana”.