Un día como hoy en la historia, ejecutan a Miguel Hidalgo en Chihuahua
Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor nació el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo en Pénjamo, Guanajuato.
Fue un sacerdote y revolucionario novohispano que destacó iniciando la primera etapa de la Guerra de Independencia de México con un acto conocido en la historiografía mexicana como Grito de Dolores.
Dirigió militar y políticamente la primera parte del movimiento independentista, pero tras una serie de derrotas fue capturado el 21 de marzo de 1811, después de casi 6 meses de iniciada la revuelta; y llevado prisionero a la ciudad de Chihuahua, donde fue juzgado y fusilado el 30 de julio del mismo año.
Miguel Hidalgo tuvo dos juicios: uno eclesiástico, ante el Tribunal de la Inquisición, y posteriormente, un juicio militar, ante el Tribunal de Chihuahua, que lo condenó a muerte.
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Antes de que llegase el momento de ser ejecutado, Hidalgo se confesó con el cura Juan José Baca y comulgó, por lo que quedó libre de toda excomunión. Al amanecer del 30 de julio de 1811, cuando llegó la hora del fusilamiento que tuvo lugar en el patio del antiguo Colegio de los Jesuitas en Chihuahua.
Pidió que le dispararan a su mano derecha, que puso sobre el corazón del lado izquierdo, seguido del acto, un comandante tarahumara, de apellido Salcedo, le cortó la cabeza de un solo tajo con un machete, para recibir una bonificación de veinte pesos.
Posteriormente, su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís, en la misma ciudad de Chihuahua, y su cabeza fue enviada a Guanajuato y colocada en la Alhóndiga de Granaditas, en cada esquina y dentro de una jaula de hierro, junto a las de Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez, en donde permaneció por diez años.