Las crisis silenciosas en la Cuarta Transformación
Gabriel Contreras Velázquez
La manifestación de madres de familia y responsables de las Estancias Infantiles en Zacatecas, el pasado miércoles en las inmediaciones de la Secretaría del Bienestar (antes SEDESOL), es un fenómeno por demás enriquecedor y llamativo para cualquiera que se considere “científico social”.
Las madres dieron muestra exacta, fehaciente, de que las decisiones al vapor en el sexenio de la Cuarta Transformación traerán más riesgos y deterioro para el tejido social, en el corto y mediano plazo, que las pretendidas bondades de un gobierno de “regeneración nacional”.
A menos que el presidente Andrés Manuel López Obrador modifique sus estándares de realidad -lo cual se antoja imposible pues se conoce su talante tozudo- la aprobación nunca será suficiente cuando la sociedad comienza a agitarse por debajo de la retórica del Gobierno Federal.
Durante su conferencia matutina de este jueves, el presidente prometió presentar pruebas, en su momento, de la “corrupción” que supuestamente se escondía detrás de un programa social que alcanzó cobertura para 350 mil niños y niñas de todo el país: las Estancias Infantiles.
¿Presentar hoy pruebas de corrupción? ¿No se supone que en base a pruebas y diagnósticos se modificaron las políticas públicas y por ello se recortó el presupuesto?
A decir de la delegada de programas en Zacatecas, Verónica Díaz Robles, esa evaluación de la política social se realiza en estos momentos, ya que desarticularon, de oídas, un programa social. Además se congratuló mediante un boletín, que pareció más una burla, por haber atendido -de malas- a las madres de familia.
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La responsabilidad inmediata de un gobierno es presentar los elementos de supuestas anomalías, malversaciones y corrupción, en el periodo de entrega-recepción. ¿Por qué dejaron pasar tanto tiempo para comenzar a hablar de “corrupción” como un discurso de defensa a la crítica pública?
Ahora que dicen haber encontrado “las pruebas” ¿por qué no ofrecieron a la prensa el inicio de los procedimientos administrativos correspondientes? Es simple, porque el Gobierno Federal utiliza el tiempo del estado para comunicar políticamente sus atinos y desatinos (más estos últimos) en forma de propaganda.
“Nosotros hemos sido prudentes, ¡pero ustedes!… ¡quieren saberlo todo!”. Tal fue la respuesta de Andrés Manuel a una periodista, en la misma conferencia. La imagen ya es cotidiana: un presidente con el rostro adusto, y una contestación de bote pronto en medio de la molestia porque los reporteros indagan temas públicos.
El conflicto es claro. El Gobierno Federal no esperaba el alud de inconformidad social que generó el recorte al presupuesto de las Estancias Infantiles, y en el equipo del presidente buscaron, entre los escombros, observaciones no sustentadas de otras auditorías a las que pudieran llamar “corrupción”.
¿Las observaciones justificaban poner en duda el manejo integral de un programa social y llevarlo a la deriva? Se supone que el gobierno fue electo para enderezar el árbol torcido, no para destruir todo aquello que no se asemeje al proyecto de la Cuarta.
¿Todas las observaciones indicaban corrupción? No lo sabemos. No hay información real y concreta que ofrezca el Gobierno Federal para discernir si lo era o no. Existen muchas declaraciones sueltas y la voluntad de la gente para creer en la homilía presidencial.
Debido a que no comprendieron las ramificaciones de una decisión a raja tabla, como desaparecer de tajo toda una política social para que sus recursos irrigaran los “Programas Prioritarios” de López Obrador, lo más sencillo fue culpabilizar y estigmatizar la legítima protesta social.
Resultado: alimentaron con gasolina la inconformidad de las madres de familia a las que los fieles seguidores del presidente no tienen empacho alguno en señalarlas sin pruebas, rompiendo así la confianza y la cohesión social, dos materias primas para regenerar el tejido social.
Las madres zacatecanas dieron el ejemplo de las crisis que, en silencio, ha desatado la Cuarta Transformación en apenas dos meses de gobierno.
Menos apoyos, madres adjetivadas como corruptas, mujeres en condiciones económicas vulnerables (elemento fundamental de la discriminación de género), menos empleos y segmentos ciudadanos en la incertidumbre.
Elementos del caldo de cultivo para la ruptura del tejido social que tiene como consecuencia indirecta más delitos del orden común y federal a mediano plazo.
Una sociedad quebrada que veía en Andrés Manuel la salida a un laberinto de corrupción real en donde el PRI se extravió.
Si el PRI hizo oídos sordos a los reclamos de corrupción, una parte de la sociedad que se ve afectada por decisiones administrativas ilógicas en la 4T vive la misma frustración de la que salieron huyendo al depositar un voto de confianza en Morena.
Sin embargo, en el Gobierno Federal no terminan de comprender el nudo que deben desanudar. La muestra la dio la Delegación de Programas en Zacatecas. Siguen firmes en la creencia de que las manifestaciones de madres de familia son orquestadas, y de que hay un partido detrás de ellas.
Vale la pena retomar el texto “Engañaron al presidente” de la columnista Peniley Ramírez, del pasado 13 de febrero en el Heraldo de México, donde explica en pocas palabras cómo la influencia de René Bejarano Martínez llevó a López Obrador a comprar la idea de una “red de corrupción” al servicio del PAN, que no era tal pero que sirvió de pretexto para desaparecer, como conocíamos, a las Estancias Infantiles.
Las crisis silenciosas son las que detonan más fuerte al paso del tiempo. Así derivó la ausencia de estado en el fortalecimiento del narcotráfico, tanto que en Morena aceptaron que la única salida era ofrecer amnistía a quienes se vieron obligados a delinquir. Tlahuelilpan fue el ejemplo claro.
Hoy, vuelven a romper el tejido social.
#Coincidencias: El día de ayer, y pese a las peticiones de Andrés Manuel López Obrador de abrir todos los datos contenidos en las carpetas de investigación en el caso Odebrecht, la Fiscalía General de la República consiguió una suspensión definitiva para reservar la información.
En al menos seis ocasiones el Instituto Nacional de Acceso a la Información requirió a la FGR, dar a conocer los nombres de los funcionarios mexicanos que se han declarado testigos en el caso, así como los contratos que se firmaron con la empresa brasileña.
Pese a ello, durante la plenaria de los legisladores de Morena, a inicios de febrero, el fiscal Alejandro Gertz Manero sostuvo que la “secrecía” de casos como el de Odebrecht no debería convertirse en “encubrimiento”.
Aunque la investigación por probables hechos de corrupción de diversos funcionarios de la administración de Enrique Peña Nieto, al concesionar contratos irregulares a Odebrecht, la carpeta nunca fue presentada ante un juez ni ante la PGR.
De no pronunciarse las senadoras Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre y Soledad Luévano Cantú en contra de la definitividad de la suspensión, así como de la elegibilidad de José Agustín Ortiz Pinchetti como fiscal de delitos electorales, en la “lucha anticorrupción” focalizada al exgobernador Miguel Alejandro Alonso Reyes únicamente adquirirán un activo devaluado. Sus complicidades las inmovilizan.