San Sebastián como ícono de la comunidad LGBTTTIQ

Cómo fue que la figura religiosa de San Sebastián se convirtió en un símbolo icónico de la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual,Transgénero,Transexual, Travesti, Intersexual y Queer (LGBTTTIQ), fue tema de la charla que ofreció Mariano Meza Marroquín, curador del Museo Nacional de San Carlos, en el marco del Día Nacional e internacional contra la Lesbofobia, Homofobia, Transfobia y Biofobia, que fue transmitida a través de la cuenta de Facebook, de ese recinto museístico.

Meza Marroquín recordó el origen histórico, las difíciles vicisitudes y el comienzo del culto religioso, de quien fue un soldado romano nacido en el año de 256 d.C, que fue torturado por su filiación cristiana, a quien en cierto momento le adjudican la capacidad de hacer milagros, como el de sanar a otras personas.  

Asimismo, se refirió a cómo el culto a San Sebastián y su cuerpo lleno de flechas, se convirtió, “en la metáfora de un ser receptor de las desgracias, como fue la peste que azotó Europa, en el siglo XIII”. 

San Sebastián ha sido representado artísticamente desde el siglo V, hasta el día de hoy. Ha sido objeto de diversas resignificaciones de acuerdo a cada época, pasando por el medievo y el renacimiento, hasta nuestros días, explicó el también artista gráfico.

Entre la iconografía estética y realista, que de esa figura se ha hecho, Meza Marroquín se refirió a la obra en la que aparece San Sebastián totalmente vestido, junto con las armas con las que fue torturado: un arco y unas flechas. Asimismo se refirió a aquellas obras en las que posteriormente aparece casi desnudo, torturado y con marcadas expresiones sensuales y eróticas.

Durante la charla, el curador mostró e hizo mención de la pieza creada por Boticelli, en 1474, de un fragmento del mural que se encuentra en la Capilla Sixtina, pintada por Miguel Ángel, así como de otra obra realizada por Ángel Zárraga; quien “como los pintores simbolistas cambiaron totalmente la configuración de San Sebastián, como un símbolo del erotismo masculino”.

Otras representaciones, abundó, son las que realizó el creador japonés Yukio Mishima. En México, añadió, se pueden apreciar dos obras que se encuentran en el Museo Nacional de San Carlos. 

Una pintura de José de Ribera, El Españoleto, “una representación en clarooscuro fechada entre 1607-1610, en la que aparece San Sebastián no en el momento en el que es atacado y sufriendo, sino cuando es salvado y curado de las heridas”. 

Otra es una escultura en mármol, de 1856, de Manuel Villar, en la que San Sebastián se encuentra semidesnudo, con una mirada en extasis. 

Para la época contemporánea, apuntó Meza Marroquín, la asociación con esa mítica figura se podría vincular a partir de lo que se conoció como la Revuelta de Stonewall, en 1969. “Primer momento en el que la comunidad LGBT se manifiesta por sus derechos sexuales, que posteriormente incluyó sus derechos civiles”.

Y también se puede asociar, dijo el curador, con el momento de la aparición del VIH, en el que la comunidad LGBT, fue la más atacada. 

De ahí que la figura de San Sebastián se recontextualiza y se convierte en un estandarte de distintas causas, especialmente de aquellas comunidades que han sido discriminadas por las autoridades y la sociedad, expresó Meza Marroquín. 

“Se podría decir que esa figura los representa por dos cosas: una, porque como en el medievo, esa figura era el santo patrono contra las pestes; y por otro lado está la historia de un hombre que se enfrentó y tuvo la valentía de confrontar a su verdugo, así como la comunidad exigió sus derechos y garantías sociales y civiles frente a la autoridad”.

Las representaciones y reinterpretaciones más recientes, continuo el curador, “tienen que ver con las que aparece un hombre musculoso y sensual, cuya lectura de esa figura atravesado por las flechas, habla de un hombre que es penetrado, inclusive hay representaciones más contemporáneas que hablan de un cierto sadomasoquismo”.

Sin embargo, concluyó Mariano Meza, “hoy la importancia de esa figura, para la comunidad LGBT, es que aún hace falta le sean reconocidos distintos derechos civiles, como es el de la salud. Además, este momento que vivimos, en medio de la emergencia sanitaria, también nos sirve para entender a los otros, y desarrollar empatía sobre lo que le ocurre a los otros”.

Fuente: La Jornada