Muere una de las últimas 4 hablantes del kiliwa
La noche del 30 de abril falleció a los 93 años Hipólita Espinoza Higuera, mejor conocida como Pola.
Ella era una de las cuatro personas que aún hablan el idioma kiliwa cuya sobrevivencia se encuentra en serio riesgo, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Arnulfo Estrada Ramírez, cronista de Ensenada y rescatista del lenguaje kiliwa, considerado el más antiguo de la etnia Yumana, refiere que Pola era la indígena de mayor edad de la comunidad.
Junto con su hermana Rosa, que hace más de 50 años vive en el Valle de Guadalupe, así como su prima Leonor Farlow, forman parte de una generación en la que todos se comunicaban en lengua madre.
Pola nació en El Tepi, antiguo territorio kiliwa que mestizos les arrebataron en 1969. Era hija del kiliwa Rodolfo Espinoza Cañedo y de Victoria Higuera González, ambos de origen pá ipai, quienes procrearon 11 hijos, siete mujeres y cuatro varones.
Perteneció al linaje de los Espinoza y era, junto con Leonor Farldow, las únicas mujeres usuarias del kiliwa.
Hipólita y su hijo Eusebio Álvarez Espinoza, formaban la única familia que se comunicaba preferentemente en su idioma materno. Su fuerte arraigo a la tierra de sus ancestros, le permitió conservar sus costumbres y lengua nativa.
Además del kiliwa, hablaba pá ipai y español.
Desde hace unos meses estaba bajo el cuidado de la familia de Leonor Farlow, debido a que se encontraba delicada de salud.
Le sobrevive su único hijo, quien tiene su hogar en Arroyo de León.
“Con ella se pierde también un cúmulo de conocimientos culturales y lingüísticos únicos del kiliwa, un grupo nativo que pertenece a la etnia Yumana” -precursora de los actuales asentamientos humanos en Baja California-, destacó Arnulfo Estrada.
Para el prestigiado historiador Miguel León Portilla, los yumanos de Baja California “no eran indios de guerra, sino indios de paz.”
Estrada Ramírez recordó que la tendencia extintiva de la lengua kiliwa es fuertemente manifestada en publicaciones de principios de la década de 1980.
“Por ejemplo, en 1982 se reportan 28 hablantes. Para 1989, que es cuando inicié el rescate de un idioma que no tenía escritura, la población hablante se había reducido a sólo 13 personas, lo cual representó una disminución de más del 50 por ciento en sólo siete años.”
Diez años después (en 1999), el panorama era desolador, pues la población hablante fue reducida a cinco individuos, todos adultos con edades que fluctuaban entre los cuarenta y ochenta años de edad.
El 9 de febrero del 2018 murió José Ochurte Espinoza, último hombre hablante de la variante Ochurte del idioma kiliwa, por lo que el grupo de últimos parlantes del idioma se redujo a 4 hasta el día de ayer, en que falleció Hipólita Espinoza Higuera para quedar sólo tres usuarios del ancestral lenguaje.
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Con información de: PROCESO (www.proceso.com.mx)