La 4T se distancia de Narro

Gabriel Contreras Velázquez

La Cuarta Transformación ha tomado distancia prudente de José Narro Céspedes, el senador “intermediario” de gremios clientelares “disidentes”. Andrés Manuel López Obrador puso a enfriar la relación con el tamaulipeco, sin romper con él necesariamente.

Encaramado en las manifestaciones de una treintena de organizaciones campesinas, conocidas por ser extensiones clientelares de grupos políticos en los estados de la república, recibió la negativa brusca del presidente en los primeros días del mes de agosto.

La exigencia de Narro Céspedes es la de regresar al esquema de intermediarismo entre gremios de agricultores que “canalizan” recursos a sus afiliados. Sin posibilidad de influencia de las “organizaciones campesinas”, lo que les resta poder frente a los productores, los apoyos del Gobierno Federal ahora son inducidos por los delegados estatales.

Los “intermediarios” externos que en los hechos ejercían influencia política a partir de la protesta social como medio de presión, fueron eliminados. La tarea cayó en manos de los servidores de la nación, que aprovechan sus recorridos en municipios para promover programas sociales con el nombre del presidente o de posibles aspirantes a puestos de elección popular.

El nuevo esquema confirma el nivel de influencia que habían adquirido los agentes y organizaciones intermediarias del presupuesto federal. Únicamente domesticaron los canales por donde el ciudadano recibe los recursos transferidos desde la federación: las Delegaciones de Programas de Desarrollo.

Una vez cerrados los accesos para que intermediarios como Narro Céspedes, obtuvieran el presupuesto que les permitían mantener aceitadas sus redes clientelares, la crisis comenzó a manifestarse.

El senador de Morena tuvo que afianzarse en sus viejos enclaves. La mina Peñasquito era uno de estos, hasta hace unos días cuando la Cuarta Transformación terminó por diluir el nivel de influencia que el tamaulipeco concentraba en los paros y bloqueos a cambio de dinero y, en menos cantidad, beneficios para los ejidatarios.

El mensaje intrínseco de López Obrador en su conferencia matutina del pasado miércoles, confirmó lo que en los primeros días del mes avisó a Narro Céspedes: sus días como “intermediario”, terminaron. El Gobierno Federal había comprendido que las “luchas” del senador estaban cargadas de una buena dosis de chantajes y, como acusó la empresa minera, extorsión.

Sostener el respaldo a su legislador les traería más costos que beneficios, finalmente el presupuesto y las mesas de negociación estaban en sus manos. En un par de meses José Narro terminó de dibujarse de cuerpo completo ante el poder que lo llevó al Senado de la República.

En ese lapso de tiempo el Gobierno Federal pasó de construir salidas al conflicto en Mazapil desde la óptica del tamaulipeco, a darle certidumbre a la empresa transnacional Newmont-Goldcorp así como a buena parte de los ejidatarios de Cedros que antes estuvieron bajo la influencia del Frente Popular de Lucha de Zacatecas (FPLZ).

En esa tesitura, las declaraciones del presidente de la república, hace un par de días, cambiaron el nombre del juego: Peñasquito pasaría a ser una importante fuente de empleos para Zacatecas, y las amenazas de José Narro y Asunción Carrillo Vázquez no serían toleradas nuevamente.

Un mes antes, durante la visita del subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta Saucedo, a las instalaciones de la mina Peñasquito, Narro Céspedes vivió otro duro golpe desde la federación pues el lapso de 60 días para que las mesas de negociación mina-ejidatarios concluyeran en acuerdos quedaría obsoleto, abriendo la posibilidad de extender el diálogo sin que el calendario obligara a regresar a los amagos de un segundo bloqueo.

López Obrador hizo trizas las esperanzas del tamaulipeco este miércoles cuando aseguró que las mesas de negociación tuteladas por la federación continuarían siempre y cuando la mina se mantuviera abierta, con la finalidad de proteger los empleos directos e indirectos que dependen de Peñasquito.

No fue un giro imprevisto en el discurso de la Cuarta Transformación sobre el conflicto en Mazapil, pero la postura de López Obrador levantó la sorpresa de distintos sectores políticos y empresariales. La federación saludaba abiertamente a Newmont-GoldCorp y a su plantilla laboral, así como a las autoridades involucradas en la disputa.

La legitimidad que proyectaba Narro Céspedes al interior del Palacio de Bucareli concluyó finalmente con el reconocimiento abierto a Napoleón Gómez Urrutia. Un actor clave que, según el presidente, ayudaría a desbloquear la mina para dar paso al diálogo entre las partes.

Al tamaulipeco y sus organizaciones en agonía de recursos, les queda poco tiempo en el gobierno de la Regeneración Nacional. Cada día hay menos elementos que los emparentan con los intereses de Andrés Manuel López Obrador, y las diferencias comienzan a denotar el debilitamiento del senador.

José Narro terminará por ser absorbido por la obediencia a la línea vertical en la Cuarta Transformación, o bien, buscará la independencia al proyecto nacional, ya sin recursos y con menos posibilidades de éxito en el chantaje y las amenazas políticas. El invierno llegó.

#Coincidencias: El estilo político en el “equipo” de David Monreal Ávila, abunda en revanchismos que terminan por enredar a sus promotores. Algunas de sus operadoras en los municipios de Sombrerete y Zacatecas, ponen el ejemplo de estos absurdos.

Por acuerdo del cabildo de Sombrerete, Karina Pérez Flores fue destituida como contralora municipal el pasado 20 de julio. Un día antes, la funcionaria que sabía de antemano dejaría la oficina, se apersonó a la capital zacatecana a señalar, sin pruebas, supuestas irregularidades al interior del municipio.

En oficios que no dan muestra fehaciente del inicio formal de los procedimientos administrativos internos por las supuestas irregularidades, Pérez Flores violó el derecho de audiencia y defensa de quien acusaba. Su salida era un hecho inminente, importaba más mediatizar los temas.

Sin calidad ética al señalar irregularidades hasta tres meses después de ocurridas, cuando fueron de su conocimiento previo, la venganza se convirtió en el móvil más importante para congraciarse con el Coordinador Nacional de Ganadería. Por omisión, la exfuncionaria también fue responsable.

En una situación similar se encuentra la exempleada de Paraíso Caxcán, Ruth Calderón Babún. La guerra política declarada en contra del ayuntamiento capitalino, reconociendo en una entrevista radiofónica que su jefe político es David Monreal Ávila, indica que la vendetta mueve a la síndica.

Hasta meses después de detectadas supuestas irregularidades en sesiones de cabildo donde participaron regidores monrealistas, y en las que sus votos permitieron la aprobación de los acuerdos de los que se queja, Ruth Calderón ha hecho de su carrera como servidora una telenovela frívola.

En ambos casos hay un denominador común: la ruptura de las presidencias municipales con los intereses de David Monreal. No obstante, el error también ha sido de los alcaldes en ambos ayuntamientos al no encontrar salidas jurídicas y políticas que les permitan capitalizar estos episodios de manera inteligente. Ellos no dictan la agenda hoy.

Twitter: @GabrielConV

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