Se mandaron al matadero
Gabriel Contreras Velázquez
El debut de los regidores monrealistas del ayuntamiento capitalino ante los medios de comunicación resultó en humillación y autosabotaje, por decir lo menos. Como servidores públicos, en horario hábil para desempeñar el cargo para el que fueron electos indirectamente, utilizaron la oficina de la síndico Ruth Calderón Babún con la finalidad de ventilar asuntos partidistas.
Para la fuente periodística, la convocatoria a rueda de prensa que distribuyó Carlos Alejandro García Rangel con un par de horas de anticipación fue una burla. Ante el cuestionamiento sobre su cargo y de parte de quién hacía extensiva dicha invitación, el asesor de la síndico dijo a Agenda Política que él sólo pasaba la información, por lo que se corroboró qué lugar ocupaba en el ayuntamiento.
Y es que la convocatoria explicaba lo siguiente: “Para hacerle extensiva la invitación a la rueda de prensa que ofrecerá l (sic) fracción de MORENA del Ayuntamiento de la Capital (sic). En la oficina de Sindicatura. Hoy a las 12 del medio día (sic).”
El horario y el día coincidían con las audiencias públicas que estableció la administración de Ulises Mejía Haro para atender a las y los capitalinos fuera de las instalaciones del ayuntamiento. La intención era dar un madruguete y “denunciar” el reordenamiento de comisiones que, según ellos, dejó de obedecer a una mayoría de cabildo que no representan.
Y no representan puesto que renunciaron a demostrar el peso de su voto en la sesión de cabildo del pasado 4 de junio. De acuerdo con el Reglamento Interior del Honorable Ayuntamiento de Zacatecas, en su artículo 91 se determina que la renovación de las comisiones edilicias se realizará cada seis meses mediante acuerdo del Cabildo, con la aprobación del Ayuntamiento y la votación de las dos terceras partes de este.
Asesorados por el todavía secretario del Ayuntamiento, Juan Manuel Rodríguez Valadez -quien ha dejado ver su juicio obnubilado por el enojo- puso en las peores condiciones posibles a los regidores que tenían la oportunidad de echar atrás el acuerdo si no se desistían de la sesión. No obstante, el desplante los dejó fuera de la renovación de comisiones y listos para enfrentar la justicia en Morena.
Susana de la Paz Portillo Montelongo, Fátima Estefanía Castrellón Montelongo, María Guadalupe Salazar Contreras, Sergio Alejandro Garfias Delgado, Luis Eduardo Monreal Moreno y Ruth Calderón Babún, por omisión, fueron responsables de no votar en contra del proyecto que presentó Ulises Mejía Haro, con lo que hubieran podido frenar la modificación pretendida pues no se cumplían las dos terceras partes de los sufragios exigidos por el Reglamento.
Esto les hubiera permitido encarecer la negociación, someterla a pausa, y desequilibrar la balanza de las fuerzas internas, algo que “El Manix” no previó por su frustración. De acuerdo con quienes conocen los intríngulis del cabildo, al menos dos regidoras de Morena no mostraron tantas resistencias a la renovación de comisiones, como sí lo hicieron sus otros compañeros de “fracción”.
Pero ya es tarde y los costos se le trasladarán también a los monrealistas. Su solicitud para que Ulises Mejía sea expulsado de Morena -nada más alejado de la realidad- mediante un procedimiento disciplinario ante la Comisión de Honor y Justicia del partido, es parcial y juega en su contra, pues en el momento en que giren el oficio al Comité Ejecutivo Nacional (ni siquiera ese documento pudieron presentar en la rueda de prensa) estarán firmando su propia sentencia ante las instancias a las que exigen justicia.
La narrativa de los regidores no terminó ahí, y sus argumentos terminaron hundiéndolos en varias contradicciones. Denunciaron, sin pruebas, distintas irregularidades administrativas dentro del ayuntamiento capitalino, a lo que, ante la exigencia de los medios por los documentos que respaldaran sus quejas, en plena incoherencia espetaron “nosotros somos la prueba” de que el gobierno de Ulises Mejía es corrupto.
A la pregunta del por qué la tardanza para evidenciar -sin sustento- todas las supuestas irregularidades, mencionaron que sí existen documentos (que no presentaron) y que en su momento fueron girados a los órganos del ayuntamiento correspondientes. Pero del por qué la convocatoria tardía a los medios de comunicación, los regidores no ofrecieron respuesta alguna.
Señalaron también la supuesta injerencia de Antonio Mejía Haro en las decisiones del cabildo, tomando como referencia el testimonio con escasos datos de la regidora Fátima Castrellón. La síndico, en el punto de la desesperación y la molestia de las preguntas de la prensa aseguró: “pues ella es la prueba viviente de que las coerciona (sic), las manda hablar, les dice directamente Antonio Mejía” asume un papel activo en el cabildo.
Olvidan, ventajosamente, la visita que realizó David Monreal Ávila a las instalaciones del ayuntamiento el 23 de octubre del 2018, cuando, sin formar parte todavía de la estructura del Gobierno Federal fue recibido el regidor Luis Monreal, la síndica Ruth Calderón, y el empleado Humberto de la Torre (que acostumbra a referirse al fresnillense como “patrón”), para ofrecerle a Ulises Mejía el arriba de la Cuarta Transformación al ayuntamiento capitalino. ¿A condición de qué?
La lucha de fuerzas al interior del cabildo no es nueva. La relación de los Monreal con Ulises Mejía comienza mal desde su origen, cuando intentaron tumbar la planilla municipal que participaría en la elección para imponer candidatos a contentillo de los fresnillenses. Las tensiones llegaron a un punto de discordancias, pero Ricardo y David tuvieron que ceder antes de quedarse sin candidato a presidente municipal y entregarle la elección al PAN.
La salida del “El Manix” del cabildo, quien puso a su disposición la operación política municipal a beneficio del Coordinador Nacional de Ganadería, provocó una muy pobre y desorientada reacción de los monrealistas, que prefirieron subir un mensaje en la página apócrifa de la Agenda Política porque ningún medio de comunicación realmente los tomó en serio.
Ahora el “Manix” patrocina la inspección de la Comisión de Honor y Justicia no sólo contra Ulises sino contra los propios regidores que decía proteger. Ellos todavía no le pierden la confianza, y es que en algo se parecen: viven de percepciones.
#Coincidencias: En el Revolucionario Institucional ya quisieran tener una justicia partidaria tan activa como la de Morena, que más recientemente dejó sin derechos de militancia al alfil de Ricardo Monreal por la presidencia de la Regeneración Nacional, Alejandro Rojas Díaz Durán.
Funcionarios identificados que asistieron a las comidas que se realizaban para agasajar a David Monreal y ofrecerle la estructura partidista del PRI, como lo fueron Arturo Jairo García Quintanar y David Jairo Lira García, siguen con plenos derechos reconocidos.
El caso de David Jairo Lira resulta particularmente interesante. Responsable de la oficina de la Secretaría Particular en SINFRA bajo las órdenes de Mario Rodríguez Márquez y después con José Francisco Ibargüengoitia Borrego, estrechó relaciones con el gremio de constructores zacatecanos a quienes agendaba citas con los secretarios.
A su salida de la particular, David Jairo es trasladado a Monterrey, Nuevo León, en la representación del gobierno del estado para aquella entidad. Ello no le impidió que mantuviera contacto con los desarrolladores a quienes en un par de ocasiones convenció de que les ayudaría a conseguir nuevos contratos asignación de obra pública.
Los empresarios que inocentemente cayeron en la jugarreta de David Jairo giraron montos por encima de los 800 mil pesos a cuentas particulares del funcionario. Pensaron que la licitación virtualmente estaba en sus manos, hasta que José Francisco Ibargüengoitia les mostró lo contrario.
Los constructores, montados en cólera, reclamaron al entonces Secretario de Infraestructura quien los convenció de asistir a las oficinas de la Función Pública estatal a presentar las debidas denuncias. En la fecha acordada, la secretaria Paula Rey Ortiz recibió a los empresarios timados y les pidió toda la documentación que estuviera en su poder, como las copias de las transferencias bancarias.
Después de instruirles sobre el procedimiento que se iniciaría en contra del funcionario, los constructores se comprometieron a regresar a las oficinas con los archivos de respaldo y la convicción de cortar la cabeza de David Jairo de una vez por todas.
Paula Ortiz Rey esperó una segunda visita de los quejosos como se había acordado. Sin embargo, de ellos nunca supo nada más. De nueva cuenta los constructores traicionaron a Zacatecas y a su sed de justicia que tanto reclamaron. David Jairo continúa tan tranquilo en el partido y el gobierno.
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