A 60 años de la hazaña del primer ser humano en viajar al espacio
Ciudad de México.– Aplastado contra el asiento del piloto por la potente fuerza G, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin vio llamas fuera de su nave espacial y se preparó para morir. Su voz rompió el tenso silencio en el control de tierra:
“Estoy ardiendo. Adiós, camaradas”.
Gagarin no sabía que lo que observaba desde una escotilla era una nube de plasma que envolvió la Vostok 1 durante su reentrada en la atmósfera terrestre, y que aún iba camino de regresar a salvo.
Fue su tranquila compostura bajo la presión lo que le ayudó a convertirse en el primer humano en llegar al espacio hace 60 años.
La misión del 12 de abril de 1961 tuvo fallos técnicos y emergencias, desde una escotilla de la cápsula que no se había cerrado adecuadamente hasta problemas con el paracaídas en el último momento antes del aterrizaje.
Desde el momento en el que 20 pilotos de la fuerza aérea soviética fueron elegidos para el primer vuelo espacial tripulado, el carácter calmado de Gagarin, su capacidad para aprender rápido y su gran sonrisa le convirtieron en un favorito.
Dos días antes de despegar, Gagarin, de 27 años, escribió una carta de despedida a su esposa, Valentina, en la que expresaba su orgullo de haber sido elegido para volar en la Vostok 1 pero también trataba de consolarla en caso de su muerte.
“Confío por completo en el equipo, no debe fallarme. Pero si algo ocurre, Valyusha, te pido que el pesar no te derrote”, escribió utilizando un diminutivo para su esposa.
Las autoridades conservaron la carta, y finalmente la entregaron a la viuda de Gagarin siete años más tarde, después de que él falleciera en un accidente de avión.
El vuelo pionero de Gagarin, en el que completó una órbita alrededor de la Tierra, le convirtió en un héroe en la Unión Soviética y en una celebridad internacional.
Tras poner en órbita el primer satélite del mundo con el lanzamiento exitoso del Sputnik en octubre de 1957, el programa espacial soviético se apresuró a asegurar su dominio sobre Estados Unidos poniendo un hombre en el espacio.
Los problemas comenzaron desde el principio. Cuando Gagarin subió a la Vostok 1, una luz que confirmaba el cierre de la escotilla no se encendió.
Trabajando a un ritmo frenético, un ingeniero y un colega retiraron 32 tornillos, encontraron y repararon un contacto defectuoso y pusieron los tornillos de nuevo justo a tiempo para la hora prevista del despegue.
En otra medida de precaución, la órbita se diseñó de modo que la nave descendiera por su cuenta tras una semana si un fallo del motor la dejaba a la deriva. En lugar de eso, un fallo hizo que se alcanzara una órbita más alta, lo que habría supuesto la muerte de Gagarin si el motor hubiera fallado en esa fase.
Aunque el motor funcionó como estaba previsto para el regreso, una pérdida de combustible provocó una ruta de reentrada inesperada y a mayor velocidad, que hizo rotar la nave sin control durante 10 largos minutos.
Gagarin dijo después que había estado a punto de perder el conocimiento cuando sufrió una fuerza g que superaba 10 veces la de la gravedad.
Al ver una nube de plasma en torno a su nave en la reentrada, creyó que la cápsula estaba en llamas.
Mientras descendía, tuvo que forcejear con una válvula para empezar a respirar el aire exterior.
Un paracaídas de reserva se abrió además del principal, lo que le complicó controlar el descenso, aunque logró aterrizar a salvo en un campo cerca del Río Volga, en la región de Saratov.
Gagarin fue trasladado a Moscú para una bienvenida de héroe, fue recibido por el líder soviético Nikita Khrushchev y saludado por multitudes entusiastas que celebraban su vuelo como un triunfo equivalente a la victoria en la II Guerra Mundial.
Hasta su muerte a los 34 años, disfrutó de gloria internacional y visitó una docena de países para celebrar su misión histórica.